Papalotes
Perdón, señor… perdón… señora… ehhh ¿me puede ayudar? Por favor…
Nadie parecía hacerle caso, así que tuvo que insistir. Por favor…
¿¡Qué te pasa!? espetó con aspereza alguien harto de oír sus lloriqueos.
He perdido a mi oso…
¿El que se come a las hormigas como si las pobres tuvieran la culpa de algo?
No, no, ese sigue en casa, hoy tiene picotazos en la panza y está descansando y tomando una tila. El que se perdió fue el peludito, el de anteojos.
¿Qué le pasó? ¡Habrá olvidado las gafas por ahí y las estará buscando!
No, no, no es eso… la última vez que lo ví me estaba ayudando a tender la ropa por la ventana, y de repente, ¡se esfumó! Y me preocupa. Hasta donde sé, los osos no tienen alas, temo que se haya caído y se haya espachurrado. ¡Con lo que ama la vida mi peludito!
No será nada, ¡se habrá escapado en busca de un poco de libertad!
No creo que haya huído… en casa pasamos hambre algunos días, es verdad, pero nos apañamos como podemos. Y cada quien hace más o menos lo que quiere, siempre que no moleste demasiado a los demás…
Bueno, tal vez se hartó de “pasar hambre algunos días”, ¡y se marchó a hacer la revolución!
¿Mi peludito? ¿La revolución? jajajaja, no me haga reír, que ese vive en su mundo particular de fantasía, paz y amor donde lo que menos importa es el hambre… no, tiene que haber pasado algo, lo sé, tal vez lo atacó la locura colectiva esa que anda cambiándolo todo. Si ya fue capaz de enloquecer al calendario y hacerlo parir un año sin mes de abril, no sé lo que le puede haber hecho a mi oso… gracias, seguiré buscando.
Señorita… porf… ehh… señorita!!!! caballero, me puede ayu… ¡madre mía, si que estamos ariscos por aquí!
Joven… ¿no habrá visto usted por aquí un pequeño oso de anteojos, peludito y despistado? lo ando buscando, y me temo lo peor…
Pues ahora que lo menciona, hace un rato vi pasar a uno volando…
¿Volando? ¿Volando? ¡Pero si no tiene alas!
No, ya lo vi, este volaba colgado de un extraño paraguas color malva, al mejor estilo de Mary Poppins, me pareció un poco raro, la verdad.
¿Y tenía anteojos?
Sí, ahora que lo menciona, sí que los tenía. Pensé que tal vez padecía una presbicia de nacimiento, eso también me pareció raro…
¡Mi peludito! ¡Es él, sin duda! Y dígame, joven, por favor, ¿hacia dónde se dirigía cuando lo vio por última vez?
A ver, déjeme pensar… hacia el sur, creo. Tal vez al sur-sudoeste, unos 14 grados, aproximadamente. Me he dejado en casa la libreta donde anoto todas las cosas raras que veo, pero podría jurar que fue sur-sudoeste.
¡Genial! ¿Y recordaría usted aproximadamente a qué horas pasó por aquí, o algún otro dato de interés?
Mhhh… no sé si sea relevante, pero a esa misma hora y en esa misma dirección pasaba una cometa, o papalote o barrilete, como usted prefiera llamarle. Color naranja, eso lo recuerdo bien. Muy coqueta ella. Se zangoloteaba en el aire con un estilo que daban ganas de bailar al son de esa música que sólo ella parecía escuchar.
¡Una dama! ¿Y era guapa?
Pues sí que lo era, mire usted. Llevaba por cola una larga ristra de telas de colores, todas a juego o en claro contraste con el anaranjado de su vestido. Alguna incluso era de encaje. Muy vintage me pareció. Al final ambos se perdieron en el horizonte, hará de eso unos 197 minutos, aproximadamente, lo que viene a ser como unas tres horas largas, si no calculo mal.
Oh, no… tres horas largas, ¡muy mal! En 52 minutos será de noche, ya no tengo tiempo de alcanzarlo, y para mañana seguro que le habrán dado la vuelta a medio mundo. Muchas gracias por la información joven, ya que tranquilizo. Es más, hasta me emociono. Mi osito enamorado, ¡quién lo iba a decir! Esperaré ansioso al próximo otoño, al festival de cometas. ¡Quien quita que para entonces aparezcan por el cielo montones de cometas peludas y papalotes anaranjados! Emocionante, ¿no le parece?
Las «palabras semilla» de este cuento, que provienen del trueque de facebook del 12 de mayo de 2020 son (por orden de llegada): revolución, perdón, locura, música, olvido, papalote, amor, tender, vida, hambre, libertad, paraguas, «mi oso peludo», libreta, nacimiento, «un año sin abril, ventana, alas. ¡Mil gracias a quienes me las habéis dado, ya veis qué buena cosecha hemos conseguido!
Autora del texto y el video: ©Ana María Caro Murillo, de Cuentos, Cuenteros y Otros Seres Fantásticos.
Madrid, 14/05/2020