El sábado pude ver por fin a Juan Malabar contando. Me habían hablado mucho y bien de él, y se quedaron cortos.
Juan se llama Malabar porque los hace en su contada. En cada cuento usa artefactos construidos por él mismo, que ya solo verlos es una gozada.
La sesión empezó con un cuento emocionante sobre la educación que ofrece el sistema educativo a nuestxs peques, en el que hizo una reflexión profunda y dura acerca de lo que hacemos. Todo con un cuento maravilloso y muy bien acompañado por un títere precioso.
Después nos contó versiones originales y maravillosas de «cuatro esquinitas de nada» y de la ratita y el gorilón, la oveja que enseña a sus corderos a balar, y una delicia de historia sobre un niño que pierde, literalmente, el culo, y entonces no se puede sentar porque no tiene con qué.
Para terminar con una historia de amor entre Tina y Clemen.
No te lo pierdas si lo ves programado, sin duda un lujo de narrador.