Los cuentos… hay uno (o muchos) para cada edad y cada persona.
Para cada momento de la vida. Para celebrarlo todo.
Los cuentos son capaces de arrancar sonrisas y lágrimas, carcajadas y suspiros.
Una buena historia puede atraparte y quedarse contigo durante mucho tiempo, porque te conmueve, te alegra, te excita o te interesa.
Y eso es emocionante para quien narra: arrastrar a quien escucha sólo con su voz y sus palabras.
Sin escenografía. Sin vestuario. Sin música.
Sólo con palabras bien contadas.
Es una emoción contagiosa.
Suelo contar historias originales, creadas por mí desde el principio.
En otras ocasiones son la recreación de hechos reales en formato de cuento.
Otras, la adaptación de un mito o una leyenda popular, con mi visión personal.
A veces cuento relatos de otros autores, siempre reconociendo y agradeciendo su autoría.