Este libro es la razón por la que soy cuentera. A la Sombra del Alero, publicado por el Instituto Caro y Cuervo el año en que nací. Contiene todos los escritos de mi abuelo paterno, Don Víctor Caro, incluyendo sus cuentos en verso para niños.
Sus cuentos son lo primero que aprendimos todos en casa, mi primer ejercicio de memoria.
Aunque no fueron muchos, los que creó para sus hijos y nietos son maravillosos. Todos en verso, como era costumbre en su casa, porque se dice por ahí que él y sus hermanos ¡tenían la costumbre de hablar en sonetos!
Fue el padre de personajes como El Viejo Pardiez, que vivía en la Cuesta de Juanduro, y que «allá vive de seguro, si es que vive todavía…»
Y de «Perico Marrullas, chiquillo alocado, gran premio en diabluras de loco jaez», que tras intentar enlazar la luna se cayó del tejado, y «en veinte pedazos desprendido y roto, como una tortilla quedó en el andén».
También son sus hijos el Señor Cucarrón, el tío Perico, que al parecer vivía, «al cultivo dedicado, con dos asnos que tenía, ni envidioso ni envidiado», y la Gallina Nicaragua, que una mañana, «por consejos de un turpial, cacareó su independencia y no quiso trabajar. ¿Quieren huevos? que los compren. O los manden fabricar. Dueña soy de divertirme, y de hacer mi voluntad.»
Pero sin duda mi personaje favorito es el Pollo Chiras, ese que se las arregló para librarse de la cazuela, enredando a «la señora que era dama, de extremada caridad», para que lo matara, sí, pero «sin dolor y sin crueldad». ¡Todavía cacarea por ahí el famoso pollo!
Estas son mis raíces.